El futuro del trabajo con IA: no compitas contra ella, dirige mejor con su apoyo

La inteligencia artificial ya no es una promesa lejana de futuro, es una fuerza transformadora presente. Y mientras algunas organizaciones aún debaten sobre si subirse al tren, otras ya están construyendo las locomotoras más avanzadas. Por ello, los próximos 5 años marcarán la diferencia entre líderes y rezagados.

La IA no supone una amenaza existencial para el empleo, sino una aliada estratégica que puede potenciar las capacidades humanas, así como redefinir el trabajo tal como lo conocemos. Para no quedarse atrás, es crucial acelerar la implementación efectiva y el cambio cultural. Recopilamos todos los detalles a tener en cuenta y te damos las claves para que tu empresa se convierta en líder gracias a la IA.

Vivimos en el umbral de una nueva era laboral. Si ya pasamos por la revolución industrial, ahora estamos en medio de la gran revolución de la IA. McKinsey estima que la productividad global podría crecer en 4,4 billones de dólares gracias a su adopción en las empresas. Sin embargo, solo el 1% de las compañías se consideran maduras en materia de IA, lo que deja ver que la gran mayoría mundial aún se encuentra en fase inicial.

Con la llegada de potentes y eficientes LLM, hemos entrado en una nueva era de las tecnologías de la información, y ahí radica también el desafío, pues el potencial a largo plazo de la IA es enorme, pero los beneficios a corto plazo son más inciertos, por lo que muchas empresas no se deciden a embarcarse en este viaje.

Como decíamos más arriba, durante los próximos 3 años, el 92% de las empresas planean aumentar sus inversiones en IA, pero solo unas pocas manifiestan que la IA está plenamente integrada en los flujos de trabajo e impulsa resultados empresariales sustanciales.

En este punto se plantea una pregunta: ¿Cómo pueden los líderes empresariales invertir capital y acercar a sus organizaciones a la madurez de la IA?

La IA se está volviendo mucho más inteligente que los modelos de hace solo un par de años gracias, por ejemplo, a las capacidades de razonamiento. Estas mejoran la tecnología a la hora de toma de decisiones complejas, permitiendo que los modelos vayan más allá de la comprensión básica hacia la comprensión matizada y la capacidad para crear planes paso a paso para alcanzar objetivos.

Las empresas pueden perfeccionar los modelos de razonamiento e integrarlos con conocimientos específicos del dominio para ofrecer información práctica con mayor precisión.

Además, los estudios muestran que los empleados están preparados para la IA, están familiarizados con ella, pero desean más apoyo y formación, por lo que los líderes empresariales deben dar un paso al frente.

En una encuesta realizada por McKinsey, se pudo ver que el 94% de los empleados y el 99% de los ejecutivos tienen cierto nivel de familiaridad con las herramientas actuales de IA generativa. Sin embargo, los líderes empresariales subestiman el uso que sus empleados hacen con ella: piensan que solo el 4% de los empleados utiliza la IA para al menos el 30% de su trabajo diario, cuando en la realidad ese porcentaje es tres veces mayor.

Siendo claro el impacto de la IA en el entorno laboral, es el momento en el que las empresas inviertan en la capacitación que les ayudará a alcanzar el éxito.

En la encuesta también se be que los millennials son la generación más activa en el uso de la IA, con un 62% de empleados con un alto nivel de experiencia, frente al 50% de la generación Z y el 22% de los baby boomers. Al aprovechar ese entusiasmo y experiencia, los líderes pueden ayudar a los millennials a desempeñar un papel crucial en la adopción de la IA.

La IA agéntica o GenAI cuenta con una capacidad de razonamiento inédita hasta la fecha que permite a los modelos actuar de forma autónoma y completar tareas complejas en distintos flujos de trabajo.

Las empresas de software están integrando capacidades de IA agéntica en sus productos principales, y la multimodalidad de los modelos está mejorando aún más sus prestaciones y casos de uso.

Forbes anticipa un futuro donde la inteligencia humana y la artificial colaboran para hacer las organizaciones más eficientes, innovadoras y resilientes. Por ello, las empresas que integren armoniosamente a la IA en flujos de trabajo cotidianos estarán en ventaja competitiva.

Para aprovechar al máximo el potencial de la IA, las empresas y los profesionales deben prepararse proactivamente para los cambios que conlleva:

1. Aprendizaje continuo y perfeccionamiento: el rápido desarrollo de la IA exige un aprendizaje continuo, por lo que es muy importante que las empresas inviertan, no solo en la tecnología, sino también en cursos, workshops y certificaciones que doten a los empleados de los conocimientos necesarios para trabajar eficazmente y con seguridad con herramientas de IA.
2. Adoptar una mentalidad de crecimiento: este tipo de mentalidad es crucial para adaptarse a los cambios tecnológicos. Por ello, fomentar una cultura de innovación y experimentación ayuda a las empresas a mantenerse a la vanguardia.
3. IA ética: a medida que la IA se integra cada vez más en las operaciones comerciales, es fundamental priorizar las consideraciones éticas. Para ello, se deben establecer directrices claras para el uso ético de la IA, garantizando la transparencia, la equidad y la rendición de cuentas.

Colaboración entre humanos e IA: como hemos ido comentando a lo largo del artículo, en lugar de considerar la IA como un competidor, las empresas deberían fomentar la colaboración entre ambas. Un enfoque muy beneficioso sería encargar a la IA las tareas repetitivas para permitir a los trabajadores centrarse en la toma de decisiones estratégicas, la creatividad y la innovación.

Un estudio de la OIT sobre los efectos de la IA generativa en el mercado laboral, revela que, como máximo, el 2,3% de los empleos a nivel mundial tienen potencial de automatización total. Y, de hecho, este 2,3% no incluye los numerosos empleos que se crearán gracias a las nuevas tecnologías emergentes y las que aún ni siquiera conocemos.

Además de esto, nos encontramos con que los robots avanzan en tareas industriales, logísticas y de servicios. Su integración requiere no solo inversión tecnológica, sino también diseño de procesos, capacitación continua y gobernanza responsable. No se trata de reemplazar personas, sino de aumentar sus capacidades: la “superagency” incluye a humanos y robots colaborando en cohesionados ecosistemas productivos.

De hecho, ya podemos ver varios casos de éxito de robótica impulsada por IA, como Amazon, el cual utiliza más de 750.000 robots para tareas como clasificación, transporte interno y control de inventario. Pero también ha creado 700,000 nuevos puestos de trabajo humanos para gestionar y complementar estos sistemas.

Otro ejemplo lo encontramos en hospitales de Estados Unidos, donde robots equipados por IA distribuyen medicamentos y limpian quirófanos. Esto libera al personal médico de este tipo de tareas y se puedan centrar en otras como el cuidado o el diagnóstico.

Para conseguir buenos resultados, la clave reside en planificar la convivencia humano-robot desde el diseño de procesos y crear equipos mixtos y formaciones específicas.

El futuro del trabajo en la era de la IA está repleto de oportunidades y desafíos. Las empresas y profesionales pueden navegar con confianza transformando sus procesos, desmintiendo mitos y adoptando un enfoque proactivo.

En el entorno laboral, la IA ayudará a mejorar la productividad y la creatividad, nos ayudará a ganar nuevas competencias, a tener mayor confianza y conseguir un liderazgo activo.

Pero no es lo único, pues la IA también revolucionará (como ya lo está haciendo) la vida fuera del trabajo. Ya son muchos los ejemplos de herramientas personales basadas en IA generativa que nos acompañan en áreas como finanzas, desarrollo personal o creatividad artística. Con todo ello, la tecnología democratizará servicios que antes requerían alto coste o alta especialización.

La IA no es una amenaza, sino una herramienta que, utilizada de forma ética y estratégica, puede liberar un nuevo potencial e impulsar un crecimiento sin precedentes.

Nuestra capacidad de adaptarnos será clave para aprender e innovar en armonía con la IA. Por ello, es clave mirar al presente y futuro con unas gafas de realidad que nos permitan ver sus sesgos lo que está pasando, invertir en formación y gobernanza, desarrollar una visión audaz y liderar con velocidad y seguridad.

La conclusión de todo ello es que la IA no reemplaza a las personas, las potencia, por lo que debemos trabajar con ella, no contra ella. No se trata de competir con la máquina, se trata de saber dirigirla.

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